Mi enfoque en cada boda es el de un narrador silencioso, siempre atento a lo que sucede a mi alrededor. Prefiero capturar la esencia de lo que ocurre sin interferir, dejando que los momentos fluyan de manera natural. Mis imágenes buscan contar una historia honesta, sin forzar sonrisas o situaciones, solo permitiendo que lo auténtico sea lo que prevalezca en fotografías que se sienten sinceras.
Hay una melancolía suave en cada boda que me toca documentar. No es tristeza, sino una conciencia de que cada momento es único y fugaz. Capturar esa mezcla de alegría y nostalgia es lo que me permite darle a las imágenes una profundidad que va más allá de lo visual. Mis fotos no solo muestran lo que sucedió, también evocan lo que se siente al recordar esos momentos que ya no volverán, pero que siempre estarán presentes.
Los pequeños detalles son los que realmente cuentan la historia completa. Me fascina capturar esos elementos que, aunque a veces pasan desapercibidos, están llenos de significado: la elección de las flores, el botón del traje del novio, las manos entrelazadas de los abuelos. Son esos detalles los que le dan textura a la historia.
Cada boda tiene su propia esencia y energía. Lo que me motiva es descubrir qué hace especial a cada pareja y reflejar eso en las imágenes. No hay dos bodas iguales, y trato cada una con el respeto y la dedicación que merece. Es un equilibrio perfecto entre técnica y sensibilidad, donde cada foto es una pieza de una historia mayor, que se siente viva y auténtica.
¿Quieres saber más? Estaré encantado de conocerte y documentar tu historia.
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